Por: Yoannia Pulgarón Garzón
Para la Sociología existen varios nudos conceptuales y ejes epistémicos que permiten comprender integralmente los procesos sociales, entre ellos: lo objetivo- subjetivo, lo macro- micro, el orden -cambio, la teoría- empiria. Pero el principal se relaciona con el eje individuo-sociedad, relación dialéctica que estructura la dinámica social y los comportamientos humanos. Desde esta relación de interdependencia se expresa el condicionamiento social, la influencia que ejerce el medio, el contexto social y el inmediato en la experiencia individual y colectiva. También permite comprender otros fenómenos como la agencia, las capacidades individuales y colectivas que entran en conflicto o dialogan con las diferentes instituciones, sistemas y sociedades.
Otra categoría sociológica clave es la interacción social, podríamos decir que la gran mayoría de los fenómenos sociales tienen a este proceso como componente consustancial y definitorio. El individuo es un ser biopsicosocial, pero sin dudas, las relaciones con el otro social, dígase personas, instituciones, procesos, productos, son quienes muchas veces definen su existencia. De ahí la centralidad de la interacción, de las necesarias conexiones y relaciones interdependientes que día a día compartimos, construimos y naturalizamos como realidades dadas.
Es por ello que la actual pandemia de la COVID- 19, ha conducido a replantearnos el papel de la interacción social en nuestras cotidianidades, o al menos las formas tradicionales de compartir, socializar y retroalimentarnos como seres humanos.
Desde el llamado mundial al aislamiento social y al distanciamiento físico, como principales barreras para la contención del virus, se han redimensionado y ponderado esas otras formas de interactuar socialmente que hacen pensar en el dicho popular, estar juntos pero no revueltos. O sea saber que somos, hacemos, formamos parte, sin la necesidad de estar/compartir físicamente. Es por ello que el espacio virtual se ha convertido en la plataforma ideal para procesos que antes se reconstruían desde la presencialidad. Así actividades formativas, laborales, artísticas, tan vitales para el desarrollo social y humano se han reconfigurado desde estas nuevas modalidades, discursos y experiencias.
Lo cual nos lleva a la interrogante ¿desde el aislamiento no interactuamos? Ya las redes digitales y las tecnologías de las comunicaciones nos plantearon esos otros modos de socializar, producir, apreciar, y de existir. Realmente el aislamiento condujo a un cambio en nuestras prácticas cotidianas, dinámicas de socialización y de intercambio social, pero sin borrar de nuestras vidas la necesaria interacción y diálogo con el otro, mediante formas menos directas y físicas. Esto resulta fundamental, porque nuestras vidas están cada vez más interconectadas, de ahí que para algunos haya resultado más complejo que para otros, sobrevivir en este particular escenario de encierro. E incluso, para determinadas etapas de la vida como la infancia, la adolescencia y la juventud, el intercambio y la socialización directa, redundan en necesidades sentidas más fuertes que en otros períodos.
Ahora la mayoría de los cubanos entramos en una nueva fase: la nueva normalidad, a través de la cual pasamos de una baja interacción social directa a una mayor actividad social conviviendo aun con el virus Sarcov-2. Por lo cual es una interacción también con limitaciones desde el punto de vista que debemos reforzar la triada que nos llevó hasta aquí (higiene, uso correcto del nasobuco/ mascarilla y distanciamiento físico), así como elevar la percepción de peligro, y desterrar la confianza de nuestras prácticas sociales. Pero después de tantos meses “aislados”, la economía nacional, la personal, la espiritualidad, las dinámicas de vida necesitan que “salgamos de casa”, que produzcamos, pero sobre todo que nos cuidemos unos a los otros.
En la nueva realidad, debemos asumir que las cosas no serán como antes.
Sin dudas para la humanidad hay un antes y un después de la COVID 19. Son muchos los aprendizajes y las experiencias que se han ganado en estos meses difíciles, pero lo fundamental es trabajar en pos de no volver atrás. Por ahora lo que nos salvará será continuar estando juntos pero no revueltos.